Revolución mexicana fue un conflicto armado, iniciado el 20
de noviembre de 1910 con un levantamiento encabezado por Francisco I. Madero
contra el presidente Porfirio Díaz. Se caracterizó por varios movimientos
socialistas, liberales, anarquistas, populistas y agrarios. Aunque en principio
fue una lucha contra el orden establecido, con el tiempo se transformó en una
guerra civil; suele ser considerada como el acontecimiento político y social
más importante del siglo XX en México. La Constitución de 1917 emanada del
movimiento fue una de las más adelantadas del mundo, reconociendo los derechos
laborales colectivos y las garantías sociales.
Generalmente los historiadores dividen el conflicto en
cuatro etapas:
Primera etapa (1910-1911); también conocida como revolución
maderista en la que se derrocó a Porfirio Díaz.
Segunda etapa (1911-1913); Madero sube al poder y ordena el
desarme de las diversas facciones, el principal opositor a Madero fue Emiliano
Zapata, que consideraba al presidente como un traidor que no estaba
comprometido con la reforma agraria. El ejército federal llevó a cabo brutales
represalias contra la rebelión campesina. La rebelión de Pascual Orozco es
aplastada y éste huye del país.
Tercera etapa (1913-1914); una facción del ejército se levanta
en armas contra Madero en el proceso conocido como "Decena trágica";
Victoriano Huerta sube al poder. Se llevaron a cabo arrestos masivos de
diputados considerados enemigos del gobierno y el congreso fue disuelto. Las
diversas facciones presentaron de nuevo un frente unido para combatir la
dictadura militar.
Cuarta etapa (1914-1917); tras la huida del país de
Victoriano Huerta se inicia la guerra entre convencionistas y
constitucionalistas, que culmina con la victoria de estos últimos.
Los antecedentes del conflicto se refieren a la situación de
México bajo el Porfiriato. Desde 1876 el general oaxaqueño Porfirio Díaz
encabezó el ejercicio del poder en el país de manera dictatorial. La situación
se prolongó a lo largo de 30 años, durante los cuales México experimentó un
notable crecimiento económico y una situación de estabilidad política. Estos
logros se realizaron con altos costos económicos y sociales, que pagaron los
estratos menos favorecidos de la sociedad y la oposición política al régimen de
Díaz. Durante la primera década del siglo XX estallaron varias crisis en
diversas esferas de la vida nacional, que reflejaban el creciente descontento
de algunos sectores con el Porfiriato.
Cuando Díaz aseguró en una entrevista que se retiraría al
finalizar su mandato sin buscar la reelección, la situación política comenzó a
agitarse. La oposición al gobierno cobró relevancia ante la postura manifestada
por Díaz. En ese contexto, Francisco I. Madero realizó diversas giras en el
país con miras a formar un partido político que eligiera a sus candidatos en
una asamblea nacional y compitiera en las elecciones. Díaz lanzó una nueva
candidatura a la presidencia y Madero fue arrestado en San Luis Potosí por
sedición. Durante su estancia en la cárcel se llevaron a cabo las elecciones
que dieron el triunfo a Díaz.
Madero logró escapar de la prisión estatal y huyó a los
Estados Unidos. Desde San Antonio proclamó el Plan de San Luis, que llamaba a
tomar las armas contra el gobierno de Díaz el 20 de noviembre de 1910. El conflicto
armado tuvo lugar en primera instancia al norte del país y posteriormente se
expandió a otras partes del territorio nacional. Una vez que los sublevados
ocuparon Ciudad Juárez (Chihuahua), Porfirio Díaz presentó su renuncia y se
exilió en Francia.
En 1911 se realizaron nuevas elecciones donde resultó electo
Madero. Desde el comienzo de su mandato tuvo diferencias con otros líderes
revolucionarios, que provocaron el levantamiento de Emiliano Zapata y Pascual
Orozco contra el gobierno maderista. En 1913 un movimiento
contrarrevolucionario, encabezado por Félix Díaz, Bernardo Reyes y Victoriano
Huerta, proclamó un golpe de Estado. El levantamiento militar, conocido como
Decena Trágica, terminó con el asesinato de Madero, su hermano Gustavo y el
vicepresidente Pino Suárez. Huerta asumió la presidencia, lo que ocasionó la
reacción de varios jefes revolucionarios, como Venustiano Carranza y Francisco
Villa. Tras poco más de un año de lucha, y después de la ocupación
estadounidense de Veracruz, Huerta renunció a la presidencia y huyó del país.
A partir de ese suceso se profundizaron las diferencias
entre las facciones que habían luchado contra Huerta, lo que desencadenó nuevos
conflictos. Carranza, jefe de la Revolución de acuerdo con el Plan de
Guadalupe, convocó a todas las fuerzas a la Convención de Aguascalientes para
nombrar un líder único. En esa reunión Eulalio Gutiérrez fue designado
presidente del país, pero las hostilidades se reanudaron cuando Carranza
desconoció el acuerdo. Después de derrotar a la Convención, los
constitucionalistas pudieron iniciar trabajos para la redacción de una nueva
constitución y llevar a Carranza a la presidencia, en 1917. La lucha entre
facciones estaba lejos de concluir. En el reacomodo de las fuerzas fueron
asesinados los principales jefes revolucionarios: Zapata en 1919, Carranza en
1920, Villa en 1923, y Obregón en 1928.
Actualmente no existe un consenso sobre cuándo terminó el
proceso revolucionario. Algunas fuentes lo sitúan en el año de 1917, con la
proclamación de la Constitución Mexicana, algunas otras en 1920 con la presidencia
de Adolfo de la Huerta o 1924 con la de Plutarco Elías Calles. Incluso hay
algunas que aseguran que el proceso se extendió hasta los años 1940.