En México, la Navidad es padrísima: la gente cena con su
familia, todos se saludan, en los mercados venden artesanías, regalos, comida,
piñatas, etc. Cierran calles aledañas para poner sus puestos.
Tomamos ponche sin alcohol preparado con frutas de la
temporada (caña, naranja, lima, tejocotes).
Las Posadas
La Posada es una especie de representación de lo que pasaron
la Virgen y José para que les dieran posada y dar a luz al Niño Jesús.
Así que un grupo de gente va caminando de casa en casa
cantando algo como esto:
En el nombre del cielo, os pido posada...
Hasta que llegan a la casa en que se va a dar el festín y
los aceptan, empezando las piñatas, comida, musica, juegos etc.
En cualquier lugar a donde vas hay una y por tradición le
toca una a cada integrante de una familia.
El origen de las posadas parece hallarse en el convento de
San Agustín de Acolman, en donde los monjes agustinos aprovechaban la
coincidencia de las fechas cristianas y las de los ritos de los aztecas,
quienes festejaban el nacimiento de su máxima deidad, el dios Huitzilopochtli.
Las Piñatas
Otro elemento fundamental es la piñata que, junto con el
canto de la letanía, los juegos tradicionales, los dulces y las bebidas propias
de la época aglutinan las enseñanzas introducidas por los evangelizadores en la
Nueva España en la segunda mitad del siglo XVI.
Las piñatas tienen su origen en la época colonial mexicana
cuando los frailes franciscanos buscaban sustituir las fiestas paganas. La
piñata representa el pecado, puesto que siempre la piñata es colorida y bonita,
así se nos presenta el pecado en el mundo como algo atractivo. A la piñata hay
que pegarle con un palo que significa la fuerza que Dios nos da en su evangelio
para luchar contra el pecado, la persona que le pega a la piñata tiene los ojos
vendados y por lo tanto debe adivinar donde está la piñata, lo cual significa
que en el mundo vamos a "ciegas" contra el pecado. Al momento que se
rompe la piñata, caen dulces y frutas
que están dentro de ella, simbolizando los premiosy bendiciones que Dios nos da
al vencer el pecado.
Los Aguinaldos
Tambien están los aguinaldos que se reparten en las posadas
y tambien en Noche Buena. Se preparan con dulces de la temporada (colación),
nueces, piñones, tejocotes, cacahuates y algunas veces galletas y se reparten a
todos los participantes.
Arrullo del niño Jesús y peticiones
24 y 25 de diciembre
Pero lo más bonito es el 24 de diciembre, ya que la primera
posada es el 16 de diciembre y la última el 24 antes de las 11:30pm. Cuando dan
las 12 campanadas el 24 arrullamos al Niño Dios.
Antes de la cena de Navidad se arrulla al niño Jesús y se le
cantan villancicos. Los niños tocan campanitas y se prenden luces de bengala.
En ese momento, cada miembro de la familia, hace una petición, ya sea en
silencio o en voz alta y posteriormente se dan los abrazos y si hay regalos
también.
El siguiente dia tambien es padrísimo porque todas las
familias se visitan y se cambian los respectivos platillos que les llamamos
recalentados.
Año nuevo
Así como en el resto del mundo, la celebración de Año Nuevo
en México no necesariamente se realiza en casa. Las familias o amigos también
se reúnen en los restaurantes que ofrecen cenas y baile. Además los gobiernos
estatales también organizan fiestas masivas en lugares públicos, como la Plaza
de la Constitución (Zócalo) o en el Monumento a la Revolución, en la ciudad de
México, o en el hermoso parque Fundidora, en Monterrey, Nuevo León.
Quienes celebran en casa comparten muchos rituales
provenientes de diversas culturas del mundo. Es muy común que en el momento en
que comienza la cuenta regresiva para recibir al Año Nuevo, se consuman 12
uvas, representando 12 deseos; que se esparzan lentejas al rededor de la
puerta, como símbolo de abundancia; que se barra hacia el exterior de la casa,
anhelando que todo lo malo del año anterior salga de ella, o que esa noche se
usen prendas íntimas de color rojo para atraer el amor, o de color amarillo
para atraer al dinero...
Eso sí, el "recalentado" es una tradición muy
arraigada en todo México, muy acorde al carácter generoso del mexicano, y
también a la deliciosa gastronomía nacional. Y consiste simplemente en
compartir a la mañana siguiente lo que quedó de la cena con los mismos u otros
invitados. Se afirma que el "recalentado" es más sabroso que la cena
misma.
Sin embargo, en México aún se realizan otros rituales cuyos
orígenes se remontan al periodo prehispánico. Las diversas culturas que
habitaron lo que hoy es el territorio mexicano también celebraban el fin de un
ciclo y el comienzo de otro, que no necesariamente tenía la duración de un año
actual. Y aunque cada una de ellas tenía sus propios calendarios y sus
rituales, en general compartían algunos conceptos y elementos fundamentales.
Por un lado, los mayas, aztecas y otras culturas
prehispánicas de México concebían el tiempo de una manera muy distinta a la
actual. Para ellos, el tiempo no era lineal, sino cíclico. Esto es, cada
determinado periodo, los acontecimientos más importantes se repetían, como las
estaciones y los movimientos de los astros, como los periodos de guerra, los
temidos años de sequía o las devastadoras inundaciones.
Por eso es que los antiguos mexicanos eran grandes
observadores de la naturaleza y tenían incluso varios calendarios, como el
religioso y el agrícola, que determinaban todas las actividades de cada sector
de la sociedad, desde la siembra, hasta los momentos más propicios de hacer la
guerra.
La fusión de sus diversos calendarios generaba un
"calendario total", que abarcaba una gran cantidad de años. Por
ejemplo, para los aztecas, cada 52 años era un cambio de era y a esta
celebración le llamaban la "atadura de los años" o del "Fuego
Nuevo". Para los mayas, cada 20 años era un katun, y cada 20 katunes se
marcaba una nueva era o Baktún.
Tanto los mayas como los aztecas realizaban ceremonias,
rituales y sacrificios muy solemnes para agradecer a los dioses el comienzo de
una nueva era. El fuego era parte fundamental en todo ellos, ya que para las
culturas prehispánicas, el fuego es el elemento purificador por excelencia.
Y son precisamente estos dos elementos, el fuego y la observación
del entorno natural, los que han subsistido en la celebración del Año Nuevo
entre las poblaciones de México. El Consejo Nacional para la Cultura y las
Artes (Conaculta) hace un pequeño recuento que lo comprueba:
- El encendido de "lumbradas" cada primero de
enero en diversas regiones de México, como Ixmiquilpan, Hidalgo, principal
núcleo social hñahñú u otomí del Valle del Mezquital. Cada uno de los 50
barrios indígenas de Ixmiquilpan enciende una hoguera en el atrio almenado del
ex convento agustino de San Miguel Arcángel. Esta actividad se realiza también
los días 2 de febero en la región norte de Michoacán, tierra de los purépechas.
-Los totonacos de la Veracruz realizan un ritual en el que
participan los curanderos de la comunidad y la ofrenda de sangre de pollo,
tamales, pan y flores a los dioses antiguos.
- En Oaxaca, los jóvenes zoques se disfrazan de
"huehues" (viejos) y "queman" el año viejo para después ir
a celebrar en comparsa por las casas de la comunidad. En otros pueblos, los
viejos se valen de los cohetes para iluminar el cielo y observarlo
detenidamente en el momento que llega el año nuevo. Así podrán saber si será un
año de lluvias o de sequías.
-Las cabañuelas tienen gran importancia en el México rural.
El nombre deriva del décimo sexto mes del calendario maya: Caban, y se refiere
a la observación detallada del tiempo de los 12 días iniciales del año, a fin
de predecir las condiciones meteorológicas de los siguientes 12 meses. Se sabe
que este sistema de observación, que parece tan empírico, fue usado por las más
antiguas culturas de la humanidad, Babilonia e Israel.
Todo esto sin contar que muchos pueblos indígenas conservan
su propia cuenta de años y celebran su "año nuevo" en fechas
distintas, como los seris, en el desierto de Sonora, en el Norte de México, que
lo festejan el 30 de junio y 1 de julio. Así mismo, en Santiago Tuxtla,
Veracruz, el año nuevo mesoamericano se celebra el primer vienes de marzo
mediante una ceremonia ritual de ofrenda al Sol.
Así, en México celebramos el Año Nuevo con creencias que nos
enlazan con otras culturas del mundo y rituales que nos mantienen unidos a
nuestro pasado. Ya sea en una fiesta masiva con espectáculo de pirotecnia y
música, en el hogar con toda la familia, o en una hermosa playa del Caribe
Mexicano con la pareja o los amigos, lo que más se disfruta en esta fecha es la
calidez que caracteriza a los mexicanos, la facilidad para el abrazo y para
compartir.